jueves, 28 de agosto de 2008

JOSE TRINIDAD REYES (1797-1855)

Sacerdote católico, que sobresalió como dramaturgo y poeta. Se lo considera el padre de la poesía hondureña, por ser, cronológicamente, ya en el período independiente, el primer escritor hondureño que logra una producción dramática y poética que resulta trascendente en su época. Su entusiasmo por la promoción educativa y cultural (en la Honduras de la primera mitad del siglo XIX, solamente Comayagua contaba con institución educativa formal ) lo llevó a fundar en 1848 la Academia del Genio Emprendedor y del Buen Gusto, que unos años después, Juan Lindo, en su primer período de gobierno, la convertiría en universidad. De modo, pues, que Reyes es considerado también, el fundador de la universidad hondureña. Como escritor destaca especialmente por sus obras dramáticas. Estas tienen, todas, motivos y temas comunes: sus personajes son pastores y el asunto temáticos reiterado es el natalicio de el Niño Dios. Escribió unas 16 pastorelas, pero hasta la fecha sólo se conocen 9 de ellas: Noemí, Nicol, Nectalia, Zelfa, Rubenia, Eliza, Albania y Olimpia. Están escritas en verso y gozaron de gran difusión en su época. Se representaron en las plazas y los atrios de las principales iglesias de Honduras y Centro América. En algunos pueblos hondureños aún hoy se representan durante la celebración de la Navidad.


LITERATA, ¿Y MUJER?

¡Quién demonios aguanta a las mujeres!
Allá la una llorando por los muertos,
Aquí la otra metida a poetisa
Y haciendo mil elogios de sus versos.
¿Qué hará el Mundo con tanta bachillera?
Pobre de mí, si la desgracia tengo
De casarme con una de estas prendas
Que al pedirle la cena o el almuerzo,
Me diga: "Aguarda, busco un consonante
Para el último pie de este soneto".


CUANDO. . .

Buen tiempo de diversiones
Han tenido las mujeres,
Y por darse a los placeres
Dejan sus obligaciones.
En vez de sus devociones
Y estar en el templo orando
Las hemos visto gritando
Y saltando entre las rocas;
Sin duda se han vuelto locas
Porque de otra suerte, cuando.

Sus casas dejan cerradas
Y expuestas a los ladrones,
Mas estando en recreaciones
Aunque las dejen peladas.
Otras dejan a las criadas
la casa y tienda cuidando,
A los chiquillos llorando,
Y sin comer al marido;
Todas se han enloquecido
Porque de otra suerte, cuando.

Todavía no llegaban
Los días de este recreo,
Y ya sólo del paseo
Era lo que conversaban.
Unas a otras preguntaban:
-Niña, ¿te estás preparando?
Ve que ya se va acercando
El paseo a La Laguna,
Ya está en creciente la luna;
Y yo no me quedo. . .Cuando.

Con las voces más sonoras
A grito en plena garganta
La Libertad sacrosanta
Cantaban a todas horas.
Se acostaban a deshoras,
Los melindres olvidando,
En el sereno paseando
Sin que les dé la jaqueca;
Y el que no fuera babieca
¿Dirá que esto es bueno? Cuando.

Esas niñas delicadas
Que no pueden ir a misa
Porque está tirando brisa,
Vedlas aquí qué alentadas.
Mil molestias aguantando,
Sin andarse desmayando,
Echadas al vivo suelo;
Y por conseguir el Cielo
¿Harán tantas cosas? Cuando

Las viudas, las cotorronas
A La Laguna volaron,
Y también se alborotaron
Esta vez las ochentonas.
Unas bailaban valonas,
Y otras sentadas mirando
Las cábulas observando
Para llevar qué contar;
¿Y esto lo ha de tolerar
El Jefe Intendente?. . .Cuando.

Los mozalbetes soltaron
Las riendas a sus pasiones;
La camisa y los calzones
En la ruleta dejaron;
Pero de esto ¿qué sacaron?
Que revientan trabajando
Y hasta los bofes echando
Para recachar el pisto:
Así lo tendrán, es visto,
Pero la paloma, cuando.

Según mis cortos talentos
Producirá esta función
Aumento de población
Y muy buenos casamientos.
¡Cuántos irán muy contentos
Su fortuna ponderando!
Y cuántos habrá llorando
Porque se acabó el bureo:
Lloran todos el paseo,
Pero sus culpas, cuando.

¡Adiós! se acabó, mujeres,
El paseo en La Laguna;
Ahora márchese cada una
A su casa y sus quehaceres:
Todo no ha de ser placeres;
La cuaresma va llegando;
Vayan, pues, examinando
Los pecados lagunales,
Que son muchos y mortales;
¿más que no les gusta?. . .Cuando.

¿Cuándo será que este cuando,
Que tanto el alma desea:
Que yo a toda mujer vea
Con su malacate hilando?. . .Cuando.





VILLANCICO DE LAS MENTIRAS

–Yo soy, Niño, un carpintero
Que al verte en un muladar,
Una cuna quiero hacerte,
Si la madera me das.
Y te haré unos candeleros
Sin pedirte medio real.

–Mentiras, mentiras!
Lo quiere engañar
Y con la madera
Se quiere quedar.
Cajones de muertos
Y trompos hará;
Esas son pamplinas
Vaya por allá.
Que salga a chiflidos
Luego del Portal.

–Yo soy, Niño, un comerciante
Que a París voy a marchar;
Si alguna cosa quieres
Dame el pisto, y te vendrá
Libre de costos y fletes
Y a precio de principal.

–¡Mentiras, mentiras,
Lo quiere engañar!
Lo que valga un peso
Por cien lo dará.
Y en costos y fletes
Todo acabará.
Esas son pamplinas
Vaya por allá.
Que salga a chiflidos
Luego del Portal.

-Yo soy buena cocinera
De mucha comodidad,
Que, si me falta manteca,
Ajusto con agua y sal;
Y en abotonar un huevo
Nadie me pude igualar.

-¡Mentiras, mentiras,
Lo quiere engañar!
Pues tiene diez hijos que tragan tamal
Y con tanta boca mejor es pagar.
Esas son pamplinas
Vaya por allá
¡Que salga a chiflidos
Luego del Portal!

Ya ven las mentiras.
Bien dijo Beltrán
Que a sus cacherías
Iban nada más.
A ver si podían al Niño pelar.
Ojalá que nunca
Vuelvan al Portal,
Y si acaso vuelven,
A cueros saldrán.

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