lunes, 28 de septiembre de 2009

FABULA DEL SILENCIO


Jorge Luis Oviedo


Durante los años en que C.A.N. fue presidente vitalicio de la república estuvo en vigencia un decreto en el cual se sugería la obligatoriedad del silencio en los siguientes lugares: Transportes colectivos de tierra, mar y aire; calles, avenidas, parques, plazas públicas, estadios (o cualquier tipo de cancha deportiva), cafeterías, estaciones de transpc.rte, aduanas, galleras, rodeos, teatros, bares, salones de baile, mercados, cementerios, etc. Se exceptuaban las escuelas y colegios durante las horas de clase: Todo con el sano propósito de que los ciudadanos honestos practicaran las virtudes cívicas mediante el ejercicio continúo de la meditación.

La pena para quienes violaban dicho decreto consistía en privarlos de la lengua: Desde entonces este es un país de mudos.