lunes, 12 de enero de 2009

EL CUENTO DE LA SEMANA (2)

FROILAN TURCIOS (1875- 1943)

LA POBRE COJITA

Le quitó el novio a la pobre cojita.
Estas palabras oídas en un sereno atardecer de noviembre en una fiesta rústica me dejaron pensativo.
Las pronunció, lentamente, una chicuela pálida, refiriéndose a una elegante joven morena, que, con una enorme rosa de fuego sobre la linda cabeza, sonreía a un hombre rubio echado a sus pies sobre las yerbas grises.
¡La pobre cojita! ¿Quién es la pobre cojita? ¿Seria como un delgado lirio de plata, como un mirlo blanco, a quien la caída imprevista de una fruta madura en el otoño hubiera roto la piernecilla frágil?
Acérqueme a la adolescente de la piel de alabastro.
¿Podre saber, Valeria, a que cojita se refiere?
Soy extraño en el país y su frase me obsesiona.
¿Hará usted unos versos muy tristes de ese amargo episodio?
Sí. Haré unos versos muy tristes.
Bien. Esa calidad Beldad que enloquece a los hombres, esa fascinadora María Rosalba, tenia una hermana menor que iba a casarse.
¿La cojita?
Sí. Pequeñuela cayóse de un árbol y se rompió un pie. Balanceábase ligeramente al andar. Pero era primorosa con un rostro angélico y su cuerpecillo ligero.
Iba a casarse con Renato Vareuesse. En esos días llegó Rosalba, de Italia, y con cuatro sonrisas le quitó el novio.
¿Renato es el joven echado en el césped?
El mismo.
¿Y la pobre cojita?
Murió.
Las hojas caían, tristemente, de los altos árboles.
El lago azulado gemía a lo lejos. Con los ojos húmedos, la chicuela pálida guardo silencio.
¿Era mi mejor amiga… Terminó.
Dije, tras una breve pausa:
¿Leyó usted, Valeria, Manzana de anís, de Francis Jammes?
¿Manzana de Anís?
Si. Una linda fábula… Un poema doloroso.
No. No he leído Manzana de Anís.