miércoles, 25 de marzo de 2009

RAFAEL HELIODORO VALLE

MORAZAN REFORMADOR

Inspiradas por Morazán, o directamente promovidas por él fueron posibles en Centro América, desde 1829 hasta 1842, las siguientes reformas:
1829. La asamblea de Honduras decreta la abolición del diezmo. Desamortización de los bienes de las comunidades religiosas. Se establecen la primera imprenta en Honduras.

1830. Roatán es devuelto a Centro América por Inglaterra, gracias a las gestiones de Barrundia y este logra que se adopte el Código de Livingston, que había traducido. Se funda la Academia de Ciencias, reuniendo en ella la Universidad de San Carlos, el Protomedicato y el Colegio de Abogados. Se frustra (sic.) el intentó de reconquista española emprendido desde Cuba, con la complicidad de traidores centroamericanos.
1832. Se funda en Guatemala la Escuela Normal de Maestros y las cátedras de Cirugía y Matemáticas.

1834. La asamblea de Honduras decreta la libertad de imprenta.

1835. El Congreso Federal decreta la libertad de conciencia.

1837. La Asamblea de Guatemala expide la ley de divorcio y decreta la libertad de testar. Se amortiza en Honduras la moneda provisional.

Sobre estas reformas ha dicho, con gran acierto, el historiador mexicano Luis Chávez Orozco, lo siguiente: “cuando en México, el sudamericano Vicente Rocafuerte vivía oculto por haberse atrevido a publicar un folleto en que tímidamente sostenía la tesis de la tolerancia religiosa, en Centro Américo se decretaba en mayo de 1832”,
“Cuando uno de los capítulos mas importantes de la Memoria del Secretario de Justicia y Negocios Eclesiásticos de México lo constituía el tema de la recaudación de diezmos, en Centro América se decretaba la abolición de este atributo;
“Cundo en Centro América se decretaba la desamortización de los bienes de comunidades religiosas en 28 de julio de 1829, en México estaba a punto de escalar el poder la administración que mayores concesiones hizo el clero”;
“Cuando en México se confesaba el Gobierno incapaz de reformar la educación superior y se entregaba en manos de particulares la elemental, en Centro América se dictaban los decretos de 9 de junio de 1830 y de 1º de marzo de 1832. Ahora bien, ambas disposiciones, pero sobre todo la segunda, significan, dentro del movimiento cultural de la América Latina, la primera formula legislativa para estructurar la educación popular en un sentido francamente democrático. El espíritu de esta ley, comparable con la que reformó la educación nacional francesa, inspirada por Condorcet y aprobada en abril de 1792 por la Asamblea Legislativa, fue para México el apoyo ideológico gracias al cual los Gómez Farías y los Mora y los Goroztiza y los Rodríguez Puebla, se entregaron a la empresa de redactar la ley de octubre de 1834, creadora de la fecunda Dirección General de Instrucción Publica”.
“No acierta uno a saber quien subió mas alto. Mientras Morazán y los hombres que se movían a su alrededor desquiciaban la estructura feudal centroamericana, haciendo de la educación un instrumento para forjar una sociedad democrática mas justa y mas humana. Bolívar, en el Sur, se preparaba a morir garantizando para el futuro de la América nuestra el advenimiento de un régimen de libertad. Ni mas arriba ni mas abajo –Morazán esta al par de Bolívar y nosotros los hermanamos en un sentimiento de veneración-.
Morazán no fue militar de escuela, pero si gran guerrero. Escritor Político, en sus mensajes y proclamas campean énfasis y elegancia. Generoso con sus enemigos, no fue cruel, como la mayoría de los caudillos hispanoamericanos. Su “talento y sus modales insinuantes” eran magnificados por su valor en la guerra y en la paz”. Los hombres mas importantes de Centro América fueron sus mas fieles secuaces: Dionisio de Herrera, Trinidad Cabañas José María Gutiérrez, Gerardo Barrios, Diego Vigil, José María Saravia, Isidro Menéndez, Miguel Álvarez Castro, Máximo Orellana; y sus continuadores ideológicos han sido también los mejores hombres de Centro América: Máximo Jerez, Miguel García Granados, Justo Rufino Barrios, Francisco Menéndez, Marco Aurelio Soto, Ramón Rosa, Céleo Arias, Policarpo Bonilla.
Si se ahonda en el estudio de las ideas de Servando Teresa y Mier y de Joaquín Fernández de Lizardi, en las de los intelectuales de la insurgencia argentina, las del peruano Toribio Rodríguez de Mendoza –el reformador del Convictorio Carolino- las de Francisco Miranda y las del ecuatoriano Vicente Rocafuerte, puede ser que el historiador del ideario político de América encuentre allí los primeros esquemas de una lucha que aun no llega al epilogo, pero es evidente que Morazán fue el corifeo en quien la acción y el pensamiento renovadores se vincularon con profunda historiedad.