lunes, 27 de octubre de 2008

EL CANDIDATO (SERMÓN DE LA MAÑANA)

JORGE LUIS OVIEDO

EL CANDIDATO
Capítulo I (EL SERRMON DE LA MAÑANA)

La novela EL CANDIDATO se publicó en 1993, pero cada cuatro años en Honduras o siempre que hay elecciones en algún país de Hispanoamérica, cobra vigencia, puesto que la realidad política de nuestros países cambia muy poco y, sobre todo, las estrategias de campaña, muy parecidas a la venta de lotería o de algunos otros intangibles ponen de relieve la ignorancia y el conformismo de vastos sectores de población y la enorme demagocia de la mayoría de aquellos que se postulan a cargos de elección. En EL CANDIDATO se pone de manifiesto esa tragicómica realidad hispanoamericana.


Capítulo I (EL SERRMON DE LA MAÑANA)

El domingo el pueblo amaneció tapizado de carteles con la foto del Unificador. El padre Alberto, más conocido como Yinyer, cuya alborotada melena, aunque aplastada por el agua y el peine a buena mañana, culminaba levantándosele a media misa, haciéndolo lucir más como un joven de la época que como cura párroco en un pueblo poco dado a su conducta liberal, que iba desde patrocinar fiestas bailables, organizar competencias deportivas, en las que participaba activamente (en el caso del fútbol de portero en algunas oportunidades, para aprovechar su estatura y, en otras, de delantero, donde también aprovechaba su estatura anotando goles de cabeza); excursiones con los jóvenes, a los alrededores del pueblo o a las ciudades cercanas; encuentros juveniles; organizar clubes de amas de casa y patronatos; recaudar fondos para centros comunales; escalar montañas y vestir como cualquier mortal cuando no daba misa; y, finalmente, distanciarse con los más poderosos y ricachones del pueblo, que no daban ni la hora (como aprendió a decir), a quienes nunca rindió pleitesía, encontró un buen tema para su sermón de esa mañana, al tropezarse con aquella inmensidad de carteles que cubrían las amarillentas y descascaradas paredes de la iglesia.
Y los que salieron temprano a escucharlo, se sintieron descubiertos por decenas ojos, de un azul poco probable, y rotundamente chiquitos, tan chiquitos como los de una rata gorda en ayunas, según la expresión de Saturnino Ponce Ramírez, desde donde una mirada suplicante, como la desesperación de un mendigo de ciudad, les pedía, más que el dinero de sus bolsas, el voto.
Esto último, de acuerdo con las palabras del cura venía siendo lo mismo, porque es a través del voto, afirmaba, que los políticos encuentran luz verde para sangrar al pueblo. Y si no, fíjense, piensen un poquito cada mañana al levantarse, ¿cuántos de ustedes han superado su situación de pobreza y miseria? Y al llegar a este punto no sólo alzó la voz y habló con mayor contundencia, sino que gesticuló con la vehemencia de un actor de primera línea.
Están peor que antes, sentenció, en cambio ellos (y aquí hizo una nueva pausa) ¿Han visto nuestro "flamante" diputado, al señor de señores de esta región, el gran Chombo Hernández? Y movía su cuerpo simulando una reverencia, imitando a los aduladores de oficio que el diputado tenía en la zona.
-Dos coronelas nuevas. ¿Y saben ustedes cuánto cuesta cada uno de esos carritos? Cuarenta mil dólares, que en este caso, para el pueblo son más millones de dolores. Con ese dinero repararíamos la iglesia y todavía nos sobraría para hacer más cosas.., ¿y ustedes creen que esos tenis que han repartido, son en realidad, un regalo? No hijos, es una limosna que regresan con el dinero que ustedes juegan a la suerte todos los domingos a través la lotería… qué zapatos regalados y qué nada…
Ojalá que cada mañana al levantarse abrieran los ojos de verdad, por eso Cristo dice: "el que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga", pero no debemos entender eso solamente para las cosas del cielo; también para las de la tierra. Vivir en la pobreza es también vivir en la tentación, vivir en el remordimiento, vivir en la desesperación y eso también conduce al pecado, porque da paso a la envidia, da paso a la venganza, en fin, tantas cosas; no pueden los políticos sinvergüenzas exigirle a un pueblo que pasa hambre, que vive en chozas miserables, sacrificio, más sacrificio todavía, mientras ellos se construye mansiones con cristal traído de Europa, pisos de mármol importados de Italia, ni siquiera es el mármol que se extrae de nuestras montañas, carros que valen hasta cien mil dólares… y por si no bastara viajan a Miami y otras ciudades de Estados Unidos, con más frecuencia con la que ustedes van a Comayagua, ni siquiera a la Capital, ¡a Comayagua! Y por cuestiones de salud generalmente… y ellos por una gripe o por un ligero dolor en la espalada se van de consulta médica al extranjero… ¿y el pueblo? bien, gracias, pero bien jodido… imagínense, les dicen que se tienen que sentir orgullosos, porque la esposa del Unificador al igual que la del Presidente actual, son las damas mejor vestidas de América, como si eso sirviera para mejorar el sistema de salud, para dotar de libros y cuadernos las escuelas públicas, para que se redujera la desnutrición de los hijos y nietos de ustedes… no, eso ni es humano ni cristiano, porque mientras ellas lucen en el extranjero sus vestimentas que cuestan miles de dólar y que son el sudor de un pueblo hambriento, de un pueblo harapiento, un pueblo que no piensa en sí mismo, de un pueblo imbécil, porque sólo a un pueblo majadero, y no me importa si se enojan por la verdad, puede aguantar semejantes abusos y atropellos.

Pregúntenles ¿qué han hecho de este país, durante más de 110 años? Vivir como reyes, mientras el pueblo; ustedes que madrugan para venir a la misa, para estar bien con Dios, ustedes que no tienen segura la comida de mañana, y menos aún la de pasado mañana, se les mueren sus hijos por cosas por las que nunca se muere un niño en un país europeo, por cosas por las que nunca se muere un niño en los Estados Unidos. Por eso yo les digo, piensen, qué será de los hijos de ustedes, de los nietos ustedes, van a desear que sigan viviendo en la misma situación, siempre sirvientes de los que se creen destinados para estarlos explotando y manejándolos como borregos cada vez que hay elecciones... "No sólo de pan vive el hombre", es cierto, pero el hombre que no come, la mujer que no come no puede alabar a Dios, no puede darle gracias a Dios… muchos de estos políticos se acercan a las iglesias para hacer creer que creen en Dios, pero a quien adoran de verdad y alaban en privado es a Satanás, porque si amaran a Dios, amarían al prójimo, y el prójimo son ustedes. Ustedes los que siempre han vivido en la miseria, ustedes los eternamente rechazados por pobres y por faltos de formación y por que no tienen la desvergüenza de quienes los tienen como están... Piensen, reflexionen una vez en su vida, observen en qué viajan, en el tipo de carros que vienen, ahora en helicóptero, ¿cómo es posible? me pregunto yo ¿cómo puede ser posible que ustedes lo sigan permitiendo? …
No ven que están peor que antes, no se han dado cuenta que siguen comiendo de la que comió Torres, como se dice vulgarmente, por no mencionar esa palabra que con sólo mentarla se siente el mal olor (las sonrisa y una que otra carcajada entre cortada se escuchó entre los presentes, que ya estaban acostumbrados a las expresiones del cura); y como sino les bastara, porque al parecer algunos de ellos como que no tienen madre, con el perdón de la madre está claro, se divorcian de la mujer que les aguantó las borracheras y que los apoyó cuando eran unos pobres diablos, y la dejan con sus hijos en la casa del barrio pobre, los que eran pobres o dirigentes campesinos; y dejan a la campesina que les metió el hombro y se juntan con una citadina, y para evitar el remordimiento de conciencia le pasan una pensión de mala muerte con lo que su antigua señora debe hacer milagros, mientras ellos andan por allí o por allá dándose la gran vida ... ¿Padres de la patria? Padres de la corrupción, de la extorsión, de la confabulación con la rapiña extranjera. Padres de la miseria y de la ignominia, de eso es que son padres, y así será mientras ustedes no levanten la cabeza, mientras ustedes no digan basta, ya no más para que se acabe tanto atropello, terminó señalando en su sermón, ante las risitas de los pocos feligreses que se divertían de verlo gesticular cada cosa y de la forma de exponer sus puntos de vista.

El domingo el pueblo amaneció tapizado de carteles con la foto del Unificador. El padre Alberto, más conocido como Yinyer, cuya alborotada melena, aunque aplastada por el agua y el peine a buena mañana, culminaba levantándosele a media misa, haciéndolo lucir más como un joven de la época que como cura párroco en un pueblo poco dado a su conducta liberal, que iba desde patrocinar fiestas bailables, organizar competencias deportivas, en las que participaba activamente (en el caso del fútbol de portero en algunas oportunidades, para aprovechar su estatura y, en otras, de delantero, donde también aprovechaba su estatura anotando goles de cabeza); excursiones con los jóvenes, a los alrededores del pueblo o a las ciudades cercanas; encuentros juveniles; organizar clubes de amas de casa y patronatos; recaudar fondos para centros comunales; escalar montañas y vestir como cualquier mortal cuando no daba misa; y, finalmente, distanciarse con los más poderosos y ricachones del pueblo, que no daban ni la hora (como aprendió a decir), a quienes nunca rindió pleitesía, encontró un buen tema para su sermón de esa mañana, al tropezarse con aquella inmensidad de carteles que cubrían las amarillentas y descascaradas paredes de la iglesia.
Y los que salieron temprano a escucharlo, se sintieron descubiertos por decenas ojos, de un azul poco probable, y rotundamente chiquitos, tan chiquitos como los de una rata gorda en ayunas, según la expresión de Saturnino Ponce Ramírez, desde donde una mirada suplicante, como la desesperación de un mendigo de ciudad, les pedía, más que el dinero de sus bolsas, el voto.
Esto último, de acuerdo con las palabras del cura venía siendo lo mismo, porque es a través del voto, afirmaba, que los políticos encuentran luz verde para sangrar al pueblo. Y si no, fíjense, piensen un poquito cada mañana al levantarse, ¿cuántos de ustedes han superado su situación de pobreza y miseria? Y al llegar a este punto no sólo alzó la voz y habló con mayor contundencia, sino que gesticuló con la vehemencia de un actor de primera línea.
Están peor que antes, sentenció, en cambio ellos (y aquí hizo una nueva pausa) ¿Han visto nuestro "flamante" diputado, al señor de señores de esta región, el gran Chombo Hernández? Y movía su cuerpo simulando una reverencia, imitando a los aduladores de oficio que el diputado tenía en la zona.
-Dos coronelas nuevas. ¿Y saben ustedes cuánto cuesta cada uno de esos carritos? Cuarenta mil dólares, que en este caso, para el pueblo son más millones de dolores. Con ese dinero repararíamos la iglesia y todavía nos sobraría para hacer más cosas.., ¿y ustedes creen que esos tenis que han repartido, son en realidad, un regalo? No hijos, es una limosna que regresan con el dinero que ustedes juegan a la suerte todos los domingos a través la lotería… qué zapatos regalados y qué nada…
Ojalá que cada mañana al levantarse abrieran los ojos de verdad, por eso Cristo dice: "el que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga", pero no debemos entender eso solamente para las cosas del cielo; también para las de la tierra. Vivir en la pobreza es también vivir en la tentación, vivir en el remordimiento, vivir en la desesperación y eso también conduce al pecado, porque da paso a la envidia, da paso a la venganza, en fin, tantas cosas; no pueden los políticos sinvergüenzas exigirle a un pueblo que pasa hambre, que vive en chozas miserables, sacrificio, más sacrificio todavía, mientras ellos se construye mansiones con cristal traído de Europa, pisos de mármol importados de Italia, ni siquiera es el mármol que se extrae de nuestras montañas, carros que valen hasta cien mil dólares… y por si no bastara viajan a Miami y otras ciudades de Estados Unidos, con más frecuencia con la que ustedes van a Comayagua, ni siquiera a la Capital, ¡a Comayagua! Y por cuestiones de salud generalmente… y ellos por una gripe o por un ligero dolor en la espalada se van de consulta médica al extranjero… ¿y el pueblo? bien, gracias, pero bien jodido… imagínense, les dicen que se tienen que sentir orgullosos, porque la esposa del Unificador al igual que la del Presidente actual, son las damas mejor vestidas de América, como si eso sirviera para mejorar el sistema de salud, para dotar de libros y cuadernos las escuelas públicas, para que se redujera la desnutrición de los hijos y nietos de ustedes… no, eso ni es humano ni cristiano, porque mientras ellas lucen en el extranjero sus vestimentas que cuestan miles de dólar y que son el sudor de un pueblo hambriento, de un pueblo harapiento, un pueblo que no piensa en sí mismo, de un pueblo imbécil, porque sólo a un pueblo majadero, y no me importa si se enojan por la verdad, puede aguantar semejantes abusos y atropellos.

Pregúntenles ¿qué han hecho de este país, durante más de 110 años? Vivir como reyes, mientras el pueblo; ustedes que madrugan para venir a la misa, para estar bien con Dios, ustedes que no tienen segura la comida de mañana, y menos aún la de pasado mañana, se les mueren sus hijos por cosas por las que nunca se muere un niño en un país europeo, por cosas por las que nunca se muere un niño en los Estados Unidos. Por eso yo les digo, piensen, qué será de los hijos de ustedes, de los nietos ustedes, van a desear que sigan viviendo en la misma situación, siempre sirvientes de los que se creen destinados para estarlos explotando y manejándolos como borregos cada vez que hay elecciones... "No sólo de pan vive el hombre", es cierto, pero el hombre que no come, la mujer que no come no puede alabar a Dios, no puede darle gracias a Dios… muchos de estos políticos se acercan a las iglesias para hacer creer que creen en Dios, pero a quien adoran de verdad y alaban en privado es a Satanás, porque si amaran a Dios, amarían al prójimo, y el prójimo son ustedes. Ustedes los que siempre han vivido en la miseria, ustedes los eternamente rechazados por pobres y por faltos de formación y por que no tienen la desvergüenza de quienes los tienen como están... Piensen, reflexionen una vez en su vida, observen en qué viajan, en el tipo de carros que vienen, ahora en helicóptero, ¿cómo es posible? me pregunto yo ¿cómo puede ser posible que ustedes lo sigan permitiendo? …
No ven que están peor que antes, no se han dado cuenta que siguen comiendo de la que comió Torres, como se dice vulgarmente, por no mencionar esa palabra que con sólo mentarla se siente el mal olor (las sonrisa y una que otra carcajada entre cortada se escuchó entre los presentes, que ya estaban acostumbrados a las expresiones del cura); y como sino les bastara, porque al parecer algunos de ellos como que no tienen madre, con el perdón de la madre está claro, se divorcian de la mujer que les aguantó las borracheras y que los apoyó cuando eran unos pobres diablos, y la dejan con sus hijos en la casa del barrio pobre, los que eran pobres o dirigentes campesinos; y dejan a la campesina que les metió el hombro y se juntan con una citadina, y para evitar el remordimiento de conciencia le pasan una pensión de mala muerte con lo que su antigua señora debe hacer milagros, mientras ellos andan por allí o por allá dándose la gran vida ... ¿Padres de la patria? Padres de la corrupción, de la extorsión, de la confabulación con la rapiña extranjera. Padres de la miseria y de la ignominia, de eso es que son padres, y así será mientras ustedes no levanten la cabeza, mientras ustedes no digan basta, ya no más para que se acabe tanto atropello, terminó señalando en su sermón, ante las risitas de los pocos feligreses que se divertían de verlo gesticular cada cosa y de la forma de exponer sus puntos de vista.