AÑO NUEVO, CRISIS VIEJA
Jorge Luis Oviedo
El término de un año y el inicio de otro se parecen a los cumpleaños de las personas, porque solemos renovar voto, fortalecer las esperanzas y redescubrir la fe y la autoestima amellada por los golpes de nuestras malas decisiones, la apatía, las maldiciones de algunos conocidos o las zancadillas de otros. Cuestiones normales, después de todo, en la competencia por la vida.
Así, pues, cada primero de enero (o primero dinero, como reza un chiste de personajes palestinos, turcos para nosotros, en vez de decir año nuevo, comienzan el año con esa frase) renovamos la fe, la esperanza y sacamos un poco de entusiasmo con la finalidad de que nos vaya mejor.
Sin embargo, si es la modorra la guía nuestro camino, volveremos a lo mismo y los problemas o las crisis estarán iguales o peores que antes.
En esta oportunidad el 2009 para millones de europeos y norteamericanos, sitios donde la crisis financiera o la gran estafa internacional, ha calado con más fuerza, es de verdad angustiante y, desafortunadamente, nada incierto, pues está claro que los que quedaron sin empleo el año anterior, lo más probable es que sigan en igual condición y que los que aspiraban a un puesto de trabajo, sigan parados, como dicen los españoles (en nuestro país lo normal es que los desempleados estén sentados).
Lo lamentable de la crisis del mundo desarrollado es que nos afectará a los tercermundistas, en cierta forma, como ya ha estado ocurriendo con la baja del café y la aparatosa caída de los precios del petróleo; pero nos afectará más a aquellos que tenemos, como países, un comercio mayor con USA, puesto que se reducirán las exportaciones y como consecuencia el crecimiento del empleo; incluso, una severa pérdida de puestos de trabajo en las maquilas, ya que este tipo de exportación indirecta, no genera divisas, como las de los productos agropecuarios y algunos otros que Honduras envía al mercado de USA, que no poseen tanto valor agregado como la variedad de artículos electrónicos o de informática, como la computadora que yo uso ahora para escribir este artículo o como los teléfonos móviles que portan hasta los desempleados o los campesinos que ganan el salario mínimo y hablando por teléfono se gastan ahora en día, a veces más del 20% de su salario.
Vale la pena señalar que la industria del entretenimiento, sin incluir bebidas alcohólicas ni cosméticos de las mujeres norteamericanas y europeas, produce más utilidades que todas las exportaciones de productos agropecuarios de África y América Latina.
Nuestra dependencia de USA es similar a la de un niño de cuatro o cinco años de sus padres, absoluta, únicamente con el derecho al pataleo y a la llorada (o lloreta, como decimos en Honduras) en un sitio público.
Por ello una de las mejores maneras de asumir la vida en nuestro país y en estos tiempos de estafas financieras internacionales, es con el estoicismo cristiano: vivir sin apego a los bienes materiales o terrenales, puesto que es la insatisfacción de necesidades provocadas lo que más amarga a las personas. Feliz año nuevo, señor lector.
Nota. Comentarios sobre este artículo hágalos en la fila del banco donde reclama su salario, si tiene empleo.
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